Las estimaciones de la Oficina General de Contabilidad del Gobierno de Estados Unidos sugieren que los estudiantes que se transfieren pierden una media del 43% de sus créditos. El viaje de la transferencia de créditos es tan desalentador y misterioso que Inside Higher Ed se refirió a él como el "Triángulo de las Bermudas" de la experiencia académica.
Pero en muchas instituciones, este proceso está plagado de cuellos de botella manuales. Para evaluar una solicitud entrante, los revisores de la facultad deben revisar los catálogos de cursos, los registros académicos y los requisitos del programa para determinar qué créditos se aceptarán y cuáles no. Esto puede provocar frustración, retrasos en la inscripción y, posiblemente, semestres adicionales para los estudiantes cuyos créditos no se transferirían. Un proceso de transferencia manual y ambiguo tiene mayores implicaciones que las de ser un obstáculo administrativo. Dotar a su centro de herramientas para tomar decisiones rápidas y precisas sobre la validez de los créditos entrantes puede afectar a las tasas de retención y a la reputación de su institución, dos aspectos que tienen un impacto significativo en sus resultados.
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